No quiero sacar nota en este proceso, no
quiero ser la mejor amazona. Sólo quiero que
pasen los días, los meses e incluso tengo ganas de que pasen varios años,
porque van a ser necesarios muchos para poder recuperar mis valores normales.
Si es que alguna vez consigo ser la persona que algún día fui y tener el hígado
que un día tuve.
Retraso de doce días…de momento…
En el segundo taxol, el análisis no salió del
todo bien; las transaminasas estaban altas. Pero pasó, y me fui con mi segunda
sesión completa, con una cruz más sobre el calendario. Ya “sólo” quedan diez
semanas.
Durante siete días hice lo posible por
mantener a raya esos valores, sabiendo que si seguía la tendencia de subida
podía llegar el tan temido “no te podemos poner la quimio”. Verduras de hoja
verde, mucha agua, nada de grasas, más agua, té, más agua, alcachofas, más
agua, ejercicio, más agua, descansar, más agua…
Pero nada ha surtido efecto. Nada, menos que soy la persona más
hidratada del mundo.
Ahora quedan once semanas. No sólo no disminuyen los días con el paso del
tiempo sino que además, van aumentando. Los valores de GPT (enzima del hígado) bien
altos, cinco veces por encima del máximo. Incumplo toda la normativa hepática.
Mi hígado está cansado de metabolizar, harto
de venenos. Como yo.
Llevo tres meses aguantando bastante bien las
sesiones, e incluso había llegado a pensar que no sería para tanto. Que mi
cuerpo es fuerte, que puedo con todo, que soy amazona de pura raza. Y con buena
cara. Y todos dicen que la cara es el espejo del alma. ¡Pero qué va! Es el
hígado el verdadero espejo de todo.
Muchos me han dicho al saberlo: “- ¿Qué son doce días en la inmensidad de una vida?” Pues no mucho, siempre y cuando se tiene
perspectiva, pero ahora mismo es casi una eternidad. Tener que asumir que el
cuerpo tiene un límite y que lo has superado cuando ni siquiera he completado
el primer ciclo de tres semanas. Tener que aceptar que el calendario,
cuidadosamente marcado, es papel mojado. Tener que volver a sentir esa horrible
sensación de brazos cruzados. Sólo puedo esperar a que pase el tiempo, y el
tiempo se me estira entre los
dedos.
Hoy me siento sólo media amazona. Las
amazonas eran un pueblo de mujeres guerreras. Guerreras que se cortaban el
pecho derecho para usar mejor el arco. Digo que soy sólo media porque la parte
de guerrera la llevo regular; el taxol en dos semanas me ha dejado KO. La otra
característica de las amazonas la cumpliré con creces. Lo de estar sin pecho
parece que se alargará en el tiempo. Voy a usar el arco mejor que nadie.
Esta semana también tenía cita con el
cirujano. Nuevo hospital, volver a contar la historia, nueva cinta
transportadora. Merecerá la pena, todo es para estar bien, para curarme. Me lo
he repetido hasta la saciedad para convencerme. Buscando el lado bueno, dándole
la vuelta a la tortilla.
La cirugía será en el Ramón y Cajal, que tiene
una Unidad de Mama muy buena. -Estos cirujanos tienen que ser estupendos y
verán montones de casos -pensé. Seguro
que me dejan una teta de escándalo y todo en la misma operación. Pues no. Lo de
la reconstrucción inmediata no parece la mejor opción, ya que la radioterapia
puede que altere la piel y que quede mal.
La misma sensación que el retraso de doce
días. ¿Qué son unos meses sin una teta? Pues una eternidad, o dos eternidades
incluso. Sé que se puede vivir sin ella, sé que al final se podrá reconstruir,
sé que peor sería que fuera un órgano vital.
A la dureza de tener esta enfermedad le sumo
aceptar los cambios físicos, la sensación de mutilación. Sigue lloviendo sobre
mojado y yo, como buena murciana, no estoy hecha para la lluvia constante.
Sé que al final pasarán los doce días de
retraso, los meses frente a una cicatriz
y espero incluso que algunos años. Y lo veré con otros ojos, con otra teta y
con un hígado desintoxicado. Y espero poder decir que el taxol y la cirugía me
ganaron una calurosa semana de septiembre, pero que al final yo les gané a ellos.
Mientras el hígado se recupera seguiré
poniendo buena cara, aunque ya sé que la cara no es el espejo de mi alma. Media
amazona envenenada, pero media amazona sonriente.
Amazona, recuerda que en la lucha y aun en la distancia, estamos contigo. Mucha fuerza para seguir disparando esta y otras muchas flechas. Te queremos.
ResponderEliminarLo sé. No estáis lejos, los km no son nada!!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMi querida amazona, llegó el momento que dentro de esta dificultad, por no llamarlo p..... nadie quiere que suceda, pero es frecuente. Eso lleva a que todo se venga puntualmente abajo, pero recuerda eres amazona científica y como es frecuente también sabes que ya está resuelto previamente, que sólo es un poco más de tiempo, y en ese tiempo, y siempre , aquí nos tienes.
ResponderEliminarPor eso de que siempre intento ver la parte positiva, y dentro de mi ignorancia en este tema, hago una reflexión en voz alta: Es mejor ahora que después de la operación? porque digo yo que si ahora es sólo para reducir pues bueno tarda un poco más en ser más chico. Lo importante será que tu hígado se porte bien después de que te operen para que ya no aparezca nunca más .
A veces la parte emocional le gana a la científica. Pero dura poco. Esperaremos pacientemente a que todo vuelva a su cauce. Y que aunque vaya despacio consigamos hacerlo pequeñito. Siempre estás, cerca cerquisima. Un millón de besos
EliminarPaso a paso, ya tienes un trozo del camino recorrido. Y después de un paso otro, y seguir camino.
ResponderEliminarEs un camino muy difícil,con muchos sobresaltos. Paso firme , y mente fuerte.
La noria sube y baja siempre, días buenos y días malos. Volveremos a estar a arriba, seguro.
Y escupiremos desde lo alto...; )
EliminarMucho ánimo!! Te mando un beso enoooorme!!!
ResponderEliminarGracias guapetona!! Unmillón y medio de besos
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