Las dos caras de la moneda, las dos
posibilidades. Una vez lanzada al aire, puede ser que salga cara y tengas mala
suerte, o puede ser que salga cruz y tengas la peor.
Tener cáncer es una desgraciada lotería. Genético o esporádico, da igual, el resultado es malo, nadie quiere que le toque la china.
Tener cáncer es una desgraciada lotería. Genético o esporádico, da igual, el resultado es malo, nadie quiere que le toque la china.
¡Bienvenidos al Casino del Consejo
Genético!
Hasta hace unos meses desconocía la
existencia de la Medicina Genética. Esta rama de la medicina se encarga de
estudiar si tu enfermedad tiene un origen genético, si te ha tocado la peor de
las suertes, si es que tener esta enfermedad (y con mi edad) no puede
considerarse la peor de las suertes, independientemente de la causa que lo haya
producido.
Llegué a este casino en el mes de
junio. El juego es sencillo, te hacen un árbol genealógico de “malas suertes”.
Y en mi familia nos ha tocado muchas veces la bola mala, demasiadas diría yo.
Pero aunque tenemos muchas malas bolas, ninguna de ellas era un cáncer de
mama, ni de ovario, que es lo que andaban buscando para este sorteo.
Las posibilidades de que mi
enfermedad tuviera un origen genético eran bajas teniendo en cuenta mi
historial familiar, del orden del 2-3 %. Aun así, mientras lleves una papeleta,
es posible que te toque el gordo. Después de este oncorepaso familiar, me
tomaron una muestra de sangre para completar el estudio. ¡Alea jacta est!
Puede parecer que el resultado es lo
de menos, puesto que ya tengo el cáncer, ¿qué más da que sea hereditario o
simple azar? Pues es bastante importante.
En primer lugar, por mi familia,
ya que si sale que tengo las mutaciones BRCA1 y/o BRCA2 les estoy regalando
papeletas a mis familiares y a mis descendientes para participar en este
macabro sorteo. Mis sobrinas, mi hermana, mi frozen...
En segundo lugar, y más a corto
plazo, la cirugía también depende del resultado genético. En el caso de que
salga un origen ligado a estos dos genes, se recomienda quitar las dos mamas, o
incluso los ovarios ¡A eso me refería con lo de peor suerte!
En estos meses de espera, hasta
tener los resultados, he pensado en las dos posibilidades, en que saliera cara
y en que saliera cruz. Genético o esporádico.
Por un lado está claro que es mucho
mejor que genéticamente no haya alteración, pero por otro, si la hubiera,
podría justificar, de algún modo, esta maldita mala suerte. Al menos podría
echarle la culpa a mis genes.
Por si salía negativo, y los genes
no eran los autores de mi desgracia, había preparado una lista con otros
posibles sospechosos. Alguien tenía que cargar con el mochuelo de mi
enfermedad. ¿Podría deberse a una mala alimentación? ¿A algún producto químico
del laboratorio? ¿A la ciudad donde vivo? ¿Al agua que bebo? ¿A disgustos o
tristezas? La lista es interminable y mi desesperado intento de encontrar un
culpable, al que señalar con el dedo, quedó en nada. No he conseguido encontrar
a un único responsable, o peor, he encontrado un millón de ellos, quizá
demasiados. Sería la perfecta definición del crimen perfecto. Tantos culpables
que el delito queda impune.
La semana pasada me
llamaron del Casino del Consejo Genético. Ya están los resultados. La
moneda ya está lanzada.
Y cuando hay una sombra de duda, por
minúscula que sea, como lo era en este caso, la moneda es infalible. No por el
resultado, porque hasta que no cae no sabes lo que va a salir, sino porque en
el breve momento que la moneda está en el aire ya sabes lo que quieres que
salga.
Y yo quería que fuera negativo,
quería que saliera cara aunque el resultado me dejara sin culpable.
Y así ha sido. No hay mutación. Ha
salido negativo. Mis genes no son responsables, no hay culpable directo. Mi
cáncer es esporádico. Lo que viene a ser una puñetera mala suerte. Y me alegro.
Puede sonar raro alegrarse de un
infortunio. En este caso no. Es una buena noticia, me alegro, y mucho. Porque
los genes no se cambian, pero las malas rachas acaban terminando.
Será cuestión de seguir jugando, de
seguir tirando la moneda hasta que vuelva a salir cara…